El mundo está en constante evolución, y gran parte de este cambio se debe a la conectividad que ofrece Internet. Esto ha dado lugar a la creación de algunas de las mayores empresas actuales, a la transformación digital de organizaciones y a una revolución en el modelo económico de países grandes y pequeños. El próximo paso en esta transformación implica la adopción de un entorno más abierto y participativo, que será posible gracias a la siguiente generación de Internet conocida como Web3. Esta nueva etapa se basa en aprovechar el potencial de la criptoeconomía. Aunque el concepto ha estado en desarrollo durante años, aún hay lagunas en cuanto a su significado y el impacto que puede tener en el modelo actual de Internet.
La Web1: los inicios de la web tal como la conocemos
La Web1, también conocida como web 1.0, se considera la primera etapa de Internet, que abarcó desde la década de los 90 hasta aproximadamente 2005. Durante este período, los usuarios tenían una interacción limitada y se limitaban a consumir contenido. A pesar de ello, la Web1 sentó las bases de la Economía de la Información, lo que impulsó el sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Este sector ha experimentado un crecimiento significativo en los países desarrollados, superando a sectores como la industria o los servicios.
La Web 2.0: los usuarios se convierten en creadores de contenido
La Web 2.0 se caracterizó por un nuevo formato interactivo en el que los usuarios podían comunicarse y compartir contenido. Esto dio lugar al surgimiento de las redes sociales, plataformas para la creación de sitios web, blogs, foros y el auge del comercio electrónico.
Esta etapa de la Web2 también se conoce como la Economía de las Plataformas, donde gran parte del contenido e interacciones se concentran en grandes plataformas centralizadas como Instagram, YouTube o Amazon. Como resultado, surgieron las grandes empresas tecnológicas (Big Tech), que dominan gran parte del mercado y dejan poco espacio para alternativas más pequeñas.
La Web3: una nueva era de internet
En 2014 surgió el término “Web3” como una evolución lógica de las etapas anteriores de la World Wide Web. Esta nueva fase representa un entorno enriquecido, inmersivo y experiencial, donde los usuarios no solo interactúan y crean contenido, sino que también pueden ejecutar y automatizar procesos complejos a través de contratos inteligentes, conectarse de manera privada a plataformas digitales y crear representaciones digitales de valor. Este último aspecto, denominado Economía Tokenizada, es posible gracias a la tecnología blockchain, permitiendo a los usuarios crear y transferir activos digitales nativos, como criptomonedas o tokens no fungibles (NFTs), y utilizar el registro público de la cadena de bloques para establecer la propiedad de dichos activos, ya sean digitales o representaciones de bienes reales.
Desde un punto de vista técnico, esta transición redefine la forma en que accedemos a los servicios en Internet, almacenamos valor y transferimos dinero. En la Web1, el acceso se realizaba mediante un usuario y contraseña, mientras que en la Web2 también se podía utilizar “Facebook Connect”, “Google Connect” u opciones similares. En cambio, en la Web3, el acceso se realiza a través de la vinculación de una billetera descentralizada como Metamask, donde los usuarios deciden qué información y credenciales contiene su billetera y, por lo tanto, qué datos se comparten con las plataformas a las que se conectan. Esto proporciona un mayor nivel de seguridad y privacidad, aunque la experiencia de usuario sigue evolucionando para ser fácilmente utilizable por perfiles de todo tipo.
La Web3 se orienta hacia un Internet más descentralizado. Gracias a su carácter más abierto, participativo y con barreras de entrada más bajas, busca contrarrestar la centralización de la web en manos de unas pocas empresas de tecnología (Big Tech), y en cambio promueve la descentralización, la creación de contenido y la propiedad digital en manos de los propios usuarios. Es por eso que la Web3 cambiará fundamentalmente la World Wide Web tal como la conocemos. La relación entre los productores de contenido y los consumidores se redefine en este nuevo contexto. Para algunos, esta web descentralizada representa lo que se suponía que Internet ofrecería en sus inicios: una verdadera World Wide Web, que capacita a las personas para crear, compartir y poseer información y conocimiento en la red. Una vez más, estaremos atentos a cómo la tecnología evoluciona y se entrelaza con la sociedad y la economía real.
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