La operatividad de la mayoría de las empresas se ve comprometida ante la ausencia de internet. La fuerte dependencia de plataformas como Outlook, Teams o Slack genera una parálisis funcional cuando estas fallan.
El apagón masivo que experimentaron ayer España y Portugal interrumpió el suministro eléctrico, la conexión a internet y el transporte público durante horas. Esta situación sin precedentes evidenció la profunda dependencia de la tecnología en el desenvolvimiento cotidiano.
En este contexto de fallo generalizado, ¿cómo mantienen la comunicación las organizaciones? Un número significativo de empresas carece de planes para operar sin acceso a la red. La confianza depositada en herramientas como Outlook, Teams o Slack es tal que su ausencia provoca un importante vacío operativo. Mientras que algunas demostraron capacidad de adaptación, otras se vieron inmersas en el caos por la falta de una estrategia de respaldo.
Además, quedó patente que la agilidad comunicativa no solo depende de la tecnología, sino también de la cultura interna de cada empresa. Aquellas con estructuras jerárquicas más inflexibles encontraron mayores dificultades para reaccionar. Por el contrario, las que contaban con equipos habituados a la autonomía y a la toma rápida de decisiones pudieron responder con mayor fluidez, incluso sin sus herramientas digitales habituales.
Otro aprendizaje crucial fue la gestión de la incertidumbre. Durante varias horas, se desconocían tanto el origen como la duración del corte de suministro. Las marcas que optaron por el silencio perdieron una valiosa oportunidad para acompañar a sus audiencias en un momento de confusión generalizada. En cambio, aquellas que adoptaron una postura informativa –aunque solo fuera para comunicar que estaban al tanto de la situación y trabajando en soluciones– lograron fortalecer su imagen.
¿Qué acciones deben tomar los responsables de comunicación?
La primera enseñanza para los directores de comunicación reside en la necesidad de establecer protocolos de comunicación alternativos, identificando canales de respaldo como líneas telefónicas fijas o sistemas de radio de emergencia.
Asimismo, resulta fundamental contar con una sólida preparación en gestión de crisis. Si bien en situaciones de esta magnitud el margen de actuación puede ser limitado, capacitar al personal en protocolos de respuesta ante emergencias que afecten las comunicaciones digitales puede ser de gran ayuda.
Finalmente, también se recomienda implementar simulacros periódicos en las agencias y departamentos de comunicación, realizando ejercicios que simulen la pérdida de conectividad para evaluar la eficacia de los planes de contingencia.